Señor, haznos uno

«…Esta multitud agitada, confusa y distinta, cuya inmensidad nos aterroriza –este océano humano cuya lentas y monótonas oscilaciones ponen zozobra en los corazone más creyentes– quiero que en este momento mi ser resuene a su muymullo profundo. Todo lo que va a aumentar en el Mundo en el transcurso de esta jurnada, todo lo que va a disminuir –todo lo que va a morir, tambien– esto, Señor, es lo que me esfuerzo en reunir en mí para ofrecércelo. He aquí la materia de mi sacrificio, el único que apeteces……»

Este pan, nuestro esfuerzo, no es por sí mismo, lo sé bien, sino una desagregación inmensa. Este vino, nuestro dolor, sólo es todavía un brevaje disolvente. Pero en el fondo de esta masa informe, tú has puesto –estoy seguro porque lo siento– un deseo irresistinle y santificante que nos hace gritar a todos, desde el increyente hasta el fiel: «Señor, haznos uno».

 

P. Teilhard de Chardin, La misa sombre el mundo.

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