Espíritu de silencio interior
MANTEN EN TODO EL SILENCIO INTERIOR PARA PERMANECER EN CRISTO
El silencio interior exige, en primer lugar, el olvido de sí mismo, para apaciguar las voces discorgntes y dominar la preocupación obsesiva, en el continuo recomenzar de un hombre jamás desanimado, porque es siempre perdonado. El silencio interior hace posible nuestra conversación con Jesucristo.
Pero ¿quién no teme este silencio, y no prefiere divertirse a la hora del trabajo, huir de la oración para gatigarse en vanas ocupaciones, olvidando al prójimo y a sí mismo?
Tu diálogo con Jesucristo exige este silencio. Si no lo confías todo a Él constantemente, si no le hablas con una simplicidad de niño, ¿cómo, entonces, poner orden en ti, cuando por naturaleza eres inquieto o satisfecho?
¿Temes que el silencio interior mantenga en ti una pregunta sin solución? Anota entonces el motivo de tu desconcierto o de tu resentimiento, para encontrar más tarde la solución.
Hay momentos en que culmina el silencio de Dios en sus criaturas. En la soledad del retiro, el encuentro de intimidad con Cristo nos renueva. Hará falta, pues, reservar esos momentos necesarios.
La calma es una necesidad por amor para con los hermanos que oran, lee, escriben, o por la noche descansan.
La discreción en la expresión de la palabra y en el movimiento, no ha impedido nunca el contacto humsno. Solamente el silencio mudo podría provocar esta ruptura. Éste no nos es exigido, porque no lleva en sí mismo el verdadero espíritu de silencio interior.
Fr. Roger, La regla de Taizé.
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lo mejor de esta fraternidad es su individualidad y fe
Silencio fecundo, silencio ante el misterio…….. gracias.
PAX
el anhelado silencio… terminar con la turbulencia de pensamientos y sólo dejar espacio para la voz del Señor…
Dichoso aquel a quien Dios le concede el inefable don del silencio, tanto interior como exterior. Oh mi buen Jesús vive siempre dentro de mi corazón para que allí pueda contemplarte en silencio. No me desampares jamás. Permanece conmigo hoy y siempre. El silencio es la fragua donde se forja el diario encuentro con Jesucristo.
«Una palabra habló el Padre, que fue su Hijo, y ésta habla siempre en eterno silencio, y en silencio ha de ser oída del alma». Dichos de Luz y Amor nº. 99, San Juan de la Cruz. Así ha de ser. Con mi oración fraterna. P. Juan Cardona
Me encanta el tema.Doy gracias al Señor por poder contactar con pensamientos tan profundos,que orientan verdaderamente la vida. Tambien a los artífices de esta bella iniciativa.Me uno a sus oraciones y les encomiendo en las mias.Enhorabuena y muchas gracias.
¡AMÉN!
Gracias hermanos. Muy interesante.
Un saludo invocando el Santo Nombre.