La paz del corazón
El contemplativo que vive en el mundo tiene la necesidad ‑común a todo cristiano verdadero‑ de tomar decisiones buscando la voluntad de Dios.
A diferencia del monje, su vida en el mundo le pone constantemente ante difíciles decisiones en el ámbito familiar, laboral y también eclesial. Pero además, una vida de fe y de oración más intensa le obliga a saber discernir con claridad la acción de Dios en su vida y la respuesta que debe darle a dicha acción. Y, además, si quiere ser instrumento de Dios para los demás, no podrá dar un paso si le falta la capacidad de discernir la voluntad de Dios en sí mismo y en los que le rodean.
Todo esto nos obliga a elaborar esta guía para el discernimiento, que intenta facilitar la comprensión de la sabiduría multisecular de la Iglesia en el campo de la búsqueda de la voluntad de Dios.
Recordamos que:
El discernimiento de espíritus tiene un proceso sencillo, pero fundamental, que tenemos que conocer y ejercitar. Las reglas ignacianas de discernimiento encajan en este proceso y, si no se realiza adecuadamente todo él, las reglas resultan inútiles. Este proceso tiene tres pasos consecutivos:
1º) Reconocer lo que pasa en nuestro interior: sentimientos, impulsos, pensamientos.
2º) Reflexionar sobre esos sentimientos, descubrir de dónde proceden y cómo debemos reaccionar ante ellos.
3º) Actuar según lo que hemos descubierto en nuestra reflexión.
(Continuará…)
Getsemaní Contemplativos
¡Jesús me de sabiduría y paciencia como para discernir Su Voluntad en cada momento…¡pero algo aprendí de un Sacerdote: practicar la caridad en cuanto me sea posible y tenga oportunidad…y si a sabiedas no lo hago es tema para el confesionario…! !
Como en este hotmail debe haber algún problema para seguir leyendo, os ruego que me mandéis las comunicaciones también a gmail, o sea: marivjo@gmail.com
Os lo agradeceré mucho. Un saludo,
Jose
Estimada hermana, el envío es automático a la dirección con que te suscribes… Si deseas recibirla en otro correo, debes registrarte de nuevo con él. Gracias. Dios te bendiga.