La paz del corazón
Queridas hermanas y hermanos: Iniciamos estos días de prácticas en torno al tema de la oración en sus diversas formas sugiriendo la lectura del texto que sigue. Nos parece adecuado para iniciar un intercambio sobre los varios temas que están incluidos en estos pocos párrafos. En base ellos basaremos las reflexiones de los primeros días en esta ejercitación. Cualquier comentario es bienvenido. También os dejamos abajo un audio con los cinco primeros salmos leídos con cadencia meditativa. Su lectura o escucha puede predisponer el ánimo a la oración para un posterior aquietamiento. Un saludo fraterno para todos invocando el Santo Nombre de Jesús.
«Si bien se aconseja la práctica de la meditación o de la contemplación durante ciertos momentos del día, el resto del tiempo puede ser empleado en evitar que la mente vague errática presa de sus ensoñaciones. Algunos maestros espirituales recomiendan ocupar la mente en la recitación lo más constante posible de una frase para propiciar el recogimiento continuo. Desde los primeros siglos del cristianismo han existido diversas fórmulas breves de oración para facilitar la recordación continua. Casiano recomendaba: “Oh Dios, ven en mi ayuda, Señor apúrate en socorrerme”.
La más antigua y común es Señor, ten piedad de mí, o también: Oh Dios, ¡ten compasión de mí, que soy pecador!, cuyo origen se hacía retrotraer nada más y nada menos que al propio Adán; “Que se siente vuelto hacia el oriente como antiguamente Adán y que medite así. Adán en su tiempo se sentó y lloró frente a las delicias del Paraíso. Con sus manos se golpeaba el rostro y decía: “Oh Misericordioso, ten piedad de mí que he caído” (Pedro Damasceno, Filocalia, vol. III). Con ello la mente va perdiendo paulatinamente el hábito de apropiarse de los pensamientos.
Así, al alejarse de los pensamientos, también se irá perdiendo progresivamente el interés por los objetos pensados. Ese es el camino del desapego. En suma, debemos “buscar la morada y golpear a la puerta, con perseverancia, mediante la oración [Mt 7, 7]” (Filocalia, vol. I, Marcos el asceta). De esta manera, “en cuanto Dios, está siempre dentro de mí, recógete en Dios, que toda la noche estás en oración o por lo menos se cuenta como si la tuvieras…”. Cualquier momento del día o de la noche es apto para la meditación, incluidos los momentos aparentemente más triviales; “Adonde quieras que te hallares que no tienes qué hacer, recógete con Dios, aun estando haciendo tus necesidades, has de procurar estar recogido”.
La verdadera paz interior consiste en tener el corazón “siempre fijo y firme en el amor de Dios por un continuo y nunca interrumpido deseo, de manera que ninguna otra cosa apetezca”. De esta manera, llegará un momento en que el otrora hábito de “estar en presencia de Dios” se tornará tan natural y espontáneo que acabará dando paso a una forma sutil, constante y superior de existencia en la que el ego es desactivado y transcendido para dar paso a un estado de autoconsciencia lúcida y serena. La oración continua, también llamada recordación de Dios, no es un exceso, sino un mandamiento del Señor: Hay que rezar siempre sin cansarse, rezad incesantemente.»
Pag. 328 en Capítulo XI de «La ciencia y el arte de la meditación en el cristianismo» en el libro «Historia de los métodos de meditación no dual» de Javier Alvarado
En los Salmos, encontramos dos formas principales de la oración: El pedido de ayuda y la alabanza a Dios. Sin embargo, atravesado el significado literal y luego el simbólico, la oración se convierte en silencio donde no hay necesidad de palabras y pensamientos.
Ayuda a mantener la presencia el escuchar un salmo y sobre todo si lo has escuchado muchas veces y recuerdas como lo has vivido en otros momentos de tu vida.
Claro que sí. Que interesante eso que dices José, ese contraste que puede producirse entre el modo en que sentíamos un salmo antes y ahora. Muy bueno, de algún modo nos muestra el camino transcurrido y anticipa lo por venir. Un abrazo en Jesús resucitado.
Librarnos de distracciones (lecturas ajenas a la oración y ocupaciones que nos distraigan la atención de Cristo) para orar lo mas posible.. cuando nos cansemos de una manera de oración alternar con otra y en medio de las ocupaciones procurar mantener la atención a Cristo, una buena manera es a traves de las oraciones jaculatorias o mediante el simple recuerdo. Asi, teniendo el alma siempre expuesta al calor de la presencia mediante la atencion a Él, arderemos pronto en su amor segun nos indican los padres filocálicos
Que buenas frases Alejandro que has utilizado! Resumen muy bien lo que necesitamos. Y esa de «el alma expuesta al calor de la presencia…» un abrazo en Cristo.
Excelente, gracias por el apoyo para nuestro crecimiento espiritual y el logro de la tan anhelada unión íntima con Dios, muchas bendiciones…
Gracias a ti Mercedes… ahí vamos todos a veces en línea recta, a veces en zigzag, pero todos a la casa del Padre, con mucha decisión pero también con mucha paciencia hacia nosotros mismos. Un abrazo en Cristo Jesús.
Gracias por la propuesta orante durante este tiempo hasta Pentecostés. Es un gran ayuda para mantenernos “despiertos”.
Así es hermana/o: es que en lo comunitario realmente radica una gran fuerza. Si bien cada uno reza en sí, el tener compañía en torno a los mismos temas y compartir vivencias sirve de sostén. Un abrazo fraterno, invocando el Santo Nombre de Jesús. Si quieres poner tu nombre y no te lo permite wordpress puedes firmar al final del comentario. No es necesario pero puede servir para identificarte en posteriores consultas o intercambios.