La paz del corazón
«Lo que deben buscar en la oración es establecer en sus corazones un sentimiento apacible, pero constante y cálido, con respecto a Dios; no cuenten con el éxtasis ni con algún estado extraordinario. Pero, si Dios les hace experimentar algo de este género en la oración, ríndanle gracias y no imaginen que esto les es debido; no lamenten su desaparición como si fuera una gran pérdida. Al contrario, desciendan de esas alturas hacia la humildad y la sobriedad de los sentimientos hacia el Señor».
«¿Cómo hicieron nuestros grandes ascetas, nuestros Padres y nuestros maestros para encender en ellos el espíritu de oración y para establecerse firmemente en la oración? Todo su objetivo era entregar su corazón, pues en el se encuentra la fuente de la vida. Allí, donde está el corazón, están la conciencia, la atención, el intelecto; allí se encuentra el alma toda. Cuando el corazón está en Dios todo el hombre está en Dios y permanece constantemente ante Él en adoración, en espíritu y en verdad».*
Película «El príncipe que contemplaba su alma»
amén, y abandono total en la sencillez de la unión con el Señor