La paz del corazón
La vida es un proceso espiritual. Al final es como una escuela donde vamos aprendiendo cosas y sobre todo aquellas materias que más necesitamos comprender. Restablecer la condición original, aquella imagen y semejanza primeras, pareciera nuestra misión común, lo que tenemos todos entre manos. Cada uno después tiene sus tareas propias, su vocación particular…
Yo le escuchaba sobrecogido. En boca de otro me hubieran parecido tonterías o ingenuidades para consolarse, pero en él lo que decía tenía el sello de la verdad. Y esto porque lo vivía. Así tomaba las cosas, los hechos y situaciones más diversas eran pasadas por el tamiz de esa visión cósmica. En algún momento advirtió la presencia, entonces comprendió y supo, después se limitó a encarnar eso mismo.
Es que estamos aquí para divinizarnos, para asemejarnos según nos concibió – me decía – dejarnos habitar por el Espíritu Santo es nuestra graduación, a lo que debemos aspirar. Pero en este colegio no hay maestros, jueces o examinadores y tampoco evaluaciones que haya que aprobar. La luz espiritual es la sustancia de trabajo y el amor el molde para todo.
Cuando él la decía la palabra amor no me sonaba sensiblera ni beata, sino potente, viril y sobre todo posible. Siempre me guiaba hacia la Filocalía, a esos arcanos de difícil traducción y digestión de gente que, según decía, eran grandes expertos en la atención, esa cualidad imprescindible para avivar el espíritu en el corazón.
Y en cuanto a la semana santa, la veía como la síntesis perfecta de la travesía humana según Dios. La necesidad de caminar hacia nuestro destino, el imperativo de morir a lo que no somos mediante el camino de la cruz, que para él hacía cumbre en Getsemaní, para luego resucitar a la verdad y por lo tanto a la libertad de los hijos de Dios.
Este proceso de abandono y entrega que nos lleva a la resurrección que transfigura, podía llevarse a cabo en estos días sacros y en cualquier momento, en cada acción que nos tocara desarrollar, porque la vida de Jesús es sobre todo una actitud ante Dios y la existencia. Esa actitud, encontrarla y fortalecerla era la clave para la oración continua y para la coherencia que esta implica…
Queridos hermanos: La fraternidad del Santo Nombre continuará este jueves y viernes santos con sus oraciones habituales a las mismas horas de siempre. La única salvedad es que el día de Viernes Santo, durante la Oración Vespertina, haremos un Vía Crucis. Estamos todos invitados a compartirlo.
Pingback: Lista de textos del blog elsantonombre.org | Fraternidad Monástica Virtual