La paz del corazón
«Encuentra la paz en ti que eso llegará a los demás»… me decía mi padre espiritual, cada vez que yo le preguntaba acerca de la marcha del mundo y de las preocupaciones que me aparecían en torno a ello. Todo lo interno sale hacia afuera; en realidad -me decía- son la misma cosa. «Las cosas están como estamos, como especie humana somos un solo individuo».
En tu familia, en tu trabajo, con tus relaciones en general, verás como se reflejan en pequeña escala los males del mundo y también las cosas buenas. ¿Acaso no has criticado a ese familiar que tanto te molestaba por sus maneras? ¿No te has visto manipulando las cosas para llevarlas a tu terreno? ¿No has ejecutado pequeñas venganzas acaso con el ánimo o con la desatención al otro? Mira bien, que verás en tu comportamiento mucho de lo que te espanta de las guerras o de las relaciones entre países…
Yo callaba asintiendo. Podía entender aunque no me gustara, que lo espantoso de los grandes crímenes humanos era solo la mixtura de muchas miserias, de lo mismo que vivía en mí, exacerbado por el número, las situaciones y los grandes conglomerados de personas que chocaban en conflicto. Yo conocía lo que era odiar, estar resentido por la injusticia, priorizarme a mí más allá de cualquier otra consideración. En el fondo, podía ver que la raíz de toda violencia era la desesperación.
«Nos creemos separados» me repetía siempre. No nos damos cuenta de que somos sarmientos de la misma vid. ¿Te imaginas al brazo derecho lastimando hasta la muerte al brazo izquierdo? La muerte del uno ocasionará la muerte del otro, porque son parte del mismo cuerpo. Una infección en un pie, ¿no afecta a todo el organismo? En nuestra ignorancia nos dañamos unos a otros sin advertir que el daño es a la misma planta de la que vivimos. (San Juan 15, 1-8)
Por más justo que sea el reclamo nunca la revancha lo soluciona, solo genera la oportunidad para una nueva venganza en el futuro. El consenso es la respuesta siempre. ¿Qué es el consenso? le preguntaba. «Sentir juntos» me decía simplificando lo esencial. Darnos cuenta de que queremos lo mismo. Todos queremos ver sonreír a nuestros hijos, tener sentido en la vida y vivir en paz. El consenso se construye en base a lo que tenemos en común más allá de cualquier diferencia.
«Trata de vivir y de comportarte como si todo el mundo fuera a seguir tu ejemplo, eso te servirá de criterio. ¿Cómo sería el mundo si todos actuaran como yo actúo?». Me parecía tan lúcido, claro y amable. Debo confesar que lo extraño mucho.
Enlace a la oración: https://us02web.zoom.us/j/88619724529
Ayer en reunión familiar estábamos justamente aterrados del entorno. Esta lectura da una resignificación a lo que vivimos…. gracias.
Ayer 28 de octubre me uní en oracion
Como parte del reconocimiento de nuestras faltas, que esencial lectura, directa al corazón…