La decisión sensata

Photo by JACK REDGATE on Pexels.com

Afuera tremendo frío y algo de viento. Adentro, amistad tranquila y segura. ¿Cómo hace para estar tan tranquilo siempre y además contento o de buen ánimo?

Confío en la voluntad de Dios y me abandono a ella.

Sí, me lo ha dicho varias veces; ¿pero cómo puede hacer uno para vivir eso con naturalidad y sin un forzamiento a permanecer en una actitud que se pierde a cada momento?

No. Lo forzado no sirve porque muy pronto vuelve todo al sitio inicial. La diferencia es tan notable como sostener un peso con la mano o asentar el objeto sobre la mesa. Ya si lo dejas apoyado eso puede durar mucho tiempo, pero lo que sostienes por fuerza solo anuncia su caída. Las actitudes, los comportamientos y el modo de vivir han de ir por su cauce, por allí donde cada uno sabe según el corazón.

¿Cómo confiar en la voluntad divina de veras y cómo encontrar el abandono sin forzamiento?

Todo nace de un darse cuenta. Supongamos que alguien te ha regalado un auto, luego una casa; después te ha dado dinero para abrir un negocio, te ha enviado gente recomendada para que se haga cliente en tu establecimiento… ¿no confiarías en esa persona? ¿Tendrías dudas de que quiere tu bien, aunque a veces el auto no funcione perfecto, la casa tenga humedad en alguna pared y el negocio tengas sus vaivenes estacionales? Pues con aquel que nos ha dado la existencia es igual. Pero hemos dado por sentado el hecho de ser, como si fuera algo hecho por nosotros mismos.

¿Cuándo fue que diseñaste el cuerpo y su mecanismo respiratorio o que pusiste en marcha el corazón? ¿Cuándo generaste la visión o la audición y esa posibilidad hermosa de dirigir la atención? ¿Cómo colaboraste para generar las especies vegetales y animales y la interacción de ellas con el Sol? ¿Cuál ha sido tu participación en la creación del mundo, de los cielos y los astros, de las órbitas perfectas? A mi me parece que Dios merece un voto de confianza, al fin y al cabo todo le debemos. Podemos preguntarnos porque en la existencia hay esto o aquello que nos disgusta, pero siempre confiando y sabiendo que no podemos tener todas las respuestas, al menos por ahora.

Bastaban cinco de sus frases para que mi perspectiva cambiara. No solo su corazón era firme y cálido, sino que hasta su lógica me resultaba demoledora. Los leños crepitaban y el fuego ponía una hermosa tonalidad naranja sobre las paredes de madera; al fondo los iconos parecían moverse según oscilaban las llamas.

Su voluntad todo lo abarca -decía a menudo- ¿Quién puede esconderse a su mirada? -insistía recordando al salmista- Así las cosas, abandonarse a la voluntad del más Alto es la única decisión sensata que puede tomar un ser humano. Pero este abandono no implica acedia, negligencia o pasividad fatalista ante los sucesos, sino que puede manifestarse de modo activo, resuelto y determinado a la manera apostólica. Vivir el abandono es no vivir pendientes de los resultados de las acciones, sino limitarse a ejecutar lo que nos toca del mejor modo que somos capaces.

Risueñamente, mencionaba con frecuencia, que iríamos a Su designio contentos y tranquilos o protestando y magullándonos en el camino. Pero que esto no se vivía como una resignación determinista, sino como el gozo de colaborar en la obra de la creación que aún se desplegaba. Imagina a la flor negándose al sol… ¿Lo concibes? y ¿No está en ese dejarse atraer por la luz gran parte del sentido y la belleza de la flor? Al igual que el niño con sus padres, cuando toma la mano que le ofrecen para caminar seguro; vivir confiados y contentos haciendo lo nuestro, quizá sea nuestro mayor acto de libertad.

¿Qué es exactamente «lo nuestro»?

Continúa…

elsantonombre.org

Para hoy un texto y un vídeo:

El perfil del gobernante

One Comment on “La decisión sensata

  1. Pingback: Lista de textos del blog elsantonombre.org | Fraternidad Monástica Virtual

Deja un comentario

Descubre más desde El Santo Nombre

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo