La paz del corazón
del 23 al 29 de agosto
Lunes 23 de agosto:
“Dijo Santa Sinclética: -Existe una tristeza útil y una tristeza dañosa. La útil nos hace llorar nuestros pecados y las debilidades de nuestro prójimo para que no desfallezcamos en nuestro deseo de perfección. Este es el carácter de nuestra verdadera tristeza. Existe otra tristeza que viene del enemigo. Este nos inspira sin motivo alguno, una tristeza que llaman tedio. Hay que echar fuera este espíritu con oraciones y salmos frecuentes-”.
Martes 24 de agosto:
“La abadesa Sara decía: -Si pidiese a Dios que todos los hombres estén contentos de mí, tendría que ir a pedirles perdón a todos ellos. Prefiero pedirle que mi corazón d se conserve puro con todos-”.
Miércoles 25 de agosto:
“El abad Hiperequios dijo: -El verdadero sabio es aquel que enseña a los demás con sus obras, no con sus palabras”.-
Jueves 26 de agosto:
“Decía un anciano: -Las palabras solas no bastan. Hoy hay mucha palabrería en los hombres en nuestro tiempo, Pero se necesitan obras. Estas son lo que Dios busca, no palabras que no dan fruto”-.
Viernes 27 de agosto:
“Decía otro anciano: -Si uno habita en una región sin dar fruto en ese sitio, el mismo lugar lo arrojará porque no ha producido el fruto del país”-.
Sábado 28 de agosto:
“Uno de los Padres decía: -Si un buen obrero se queda en un lugar donde no existen obreros, no puede progresar en su oficio. Lo único que podrá hacer es esforzarse para no olvidar lo que sabe. Pero si un prezoso vive con un buen operario, progresará. Y si no adelanta, por lo menos no va hacia atrás”.-
Domingo 29 de agosto:
“Un anciano dijo: -El que quiere vivir en el desierto debe ser maestro. El que necesita ser enseñado puede recibir daño de ese género de vida-”.
Tengan buena semana.
(ermitavirtual@gmail.com)
Hermanos:
Con relacion al apotegma de la tristeza, hoy en dia vemos multitud de lo segundo, pero gran carencia de lo primero: llorar por nuestros pecados, sentir y arrepentir son pues esenciales.
La llamada Depresion Clinica muy rarisimas veces incluye este estado de dolor-por-ofender-a-mi-Dios, y la «ayuda» de los psicologos y psiquiatras puede ser mucho mas danina que que de mejoria. Necesitamos, pues, los «Doctores del Alma», que nos ayuden a aprender como limpiar nuestros pecados por el arrepentimiento, por el don de lagrimas, y el proposito de cambio.
Cuanto necesitamos directores espirituales!
Hermanos en Cristo,
Cuanto enriquece mi espiritu leer este sitio y vuestras reflexiones y/o comentarios, sobre todo yo, que soy un laico, más cercano a tener que convivir forzadamente con los mercaderes que a permanecer en la hesiquia del desierto.
Humildemente creo que siendo nuestro Señor Jesús la humanidad de Dios, todo en él es perfecto, sus acciones terrenales siempre justas y necesarias e interpretarlo cabalmente , inescrutable. Me quedo con la ídea de la acción ejemplificadora que el Rabuni maestro debe dar a sus discípulos, no hay complicidad posible con los que ofenden al Padre y al prójimo.
No puedo dejar de unir este apotegma de hoy 27 a la frase de Jesús: «por sus frutos los reconocerán…» No es que debamos obsesionarnos por dar algún fruto; creo que si nuestra vida surge desde una raíz honda en Cristo, de estar con él, de pasar tiempo con él y los hermanos, los frutos aparecen solos… de lo contrario, como dice el apotegma, seremos extraños en el lugar, ni somos, ni hacemos… simplemente vegetamos… Este apotegma, me hace pensar en una frase, que cierta vez me dirigió un amigo cuando yo era trasladado a un convento: «florece donde Dios te siembra»… cada vez que llega este momento del traslado en mi vida, la recuerdo con toda su fuerza…
Abrazos!
Gracias Hno. Julio por los apotegmas de esas mujeres santas… Sinclética y Sara… la dureza de tedio, que entristece el corazón, y que en cualquier momento de nuestra vida aparece quitandole el sentido a todo, donde la noche y las tinieblas aparecen, y donde lo único que hay que hacer es perseverar en una paciente y serena espera orante… el tedio es doloroso, pero es una etapa necesaria…
Y con respecto a la pureza del corazón… qué decir… es una de las bienaventuranzas… solo los de corazón puro verán a Dios… toda la invitación de Jesús es bajar al corazón y permanecer en él, poner un centinela al borde para que custodie… discernir y dejarnos fortalecer por su Espíritu. Bendiciones!!
Estimado Hermano, el tedio y «el demonio del medio día» han sido los grandes enemigos de los monjes y monjas. Sinclética nos marca el camino: espíritu de oración y reconocimiento de nuestras limitaciones.
Un abrazo.
Estimad@s tengan paz!
Tal vez parezca equivocado lo que voy a plantear. Sin embargo, en este ámbito fraterno lo haré. Jesús, sin lugar a dudas, fue el hombre que mejor vivió la paz interior. En esas largas noches de oración sin lugar a dudas fue pacificando su ser.
Ese mismo Jesús, pacificado y pacífico, fue quien tomó un látigo para expulsar a los vendedores del templo. Ese gesto no fue, seguramente, producto de un arrebato de ira. Entonces ¿como el pacífico por excelencia realizó tal gesto?
Un abrazo.
Hola Julio, muy bueno que plantees temas que puedan servirnos a todos el ir respondiendo. Siempre tomé ese relato del Evangelio como una muestra de lo que luego se ha llamado la «ira santa», que también han vivido muchos santos en episodios de sus vidas. Lo entiendo como una acción propia del celo sagrado o fruto del enorme amor a Dios y en este caso al Templo como «Su casa», como la reacción del Justo por excelencia ante la profanación de los misterios.
¿Que piensas? Un abrazo en Cristo.
Estimado Hermano, pienso que la paz interior es un estado del ser humano, donde cuerpo y espíritu están en perfecta comunión, donde ese ser humano está en perfecta comunión con su entorno.
También pienso, que situaciones de este entorno nos producen indignación, por ejemplo la injusticia, la discriminación, la exclusión, los prejuicios. Situaciones que están en clara oposición con el «programa» del Reino. Si no reaccionamos frente al pecado somos cómplices.
Pienso que eso es lo que hizo Jesús y eso es a lo que nos desafían sus palabras y sus hechos. Entonces, enfrentar las injusticias, las discriminaciones, las exclusiones, los prejuicios, aunque signifique tomar el «látigo de la santa ira»no nos hará retroceder en el camino de la búsqueda de la paz interior.
Pero esto lo pienso, no estoy aún seguro o convencido. Un abrazo.
Estimado Julio… coincido en términos generales con lo que dices, solo que creo que la -reacción ante el pecado- que dices puede darse según la vocación de cada uno. Es decir hay muchas formas de actuar frente a estas situaciones que mencionas. Veo gente mas activista y comprometida en lo social, otros nos inclinamos a otras respuestas como pueden ser estas formas de difusión virtual, otros centralizan en la oración.
Verdaderamente el asunto es encontrar pleno acuerdo con la propia conciencia de manera que nos sintamos íntegros y cumpliendo lo que nos parece que se nos pide.
Seguimos el diálogo.
Estimado Hermano, es correcto tu planteo. Todos actuaron frente al pecado. Ninguno de los tres ejemplos: activista social, activista virtual, contemplativos, quedaron al margen y en complicidad.
Un abrazo.
Estimados hermanos:
Me gustaría dar mi interpretación de esa “ira” de Jesús cuando expulsa a los mercaderes del Templo.
Mateo, no pone especial énfasis en el arrebato de Jesús y su descripción de la escena es breve y sintética:
21:12 Después Jesús entró en el Templo y echó a todos los que vendían y compraban allí, derribando las mesas de los cambistas y los asientos de los vendedores de palomas. 13 Y les decía: «Está escrito: Mi casa será llamada casa de oración, pero ustedes la han convertido en una cueva de ladrones».
Sin embargo cuando la santa indignación crece es en Mateo 23, allí es cuando realmente grita –estalla– contra la vanidad y sobre todo la hipocresía de los escribas y fariseos, es ahí cuando les lanza invectivas fuertes y reproches de todo tipo. Jesucristo no era un humilde monje asceta, ni tampoco era un revolucionario en el sentido político del término, tampoco era moralista piadoso ni un personaje del estableshiment sacerdotal, pero Jesús sí era un provocador, un provocador en todos los sentidos. Él debía manifestarse así porque de haberlo hecho de otro modo hubiese significado consentimiento de una situación anómala, y más que anómala, perversa, un poco aquello de que: “Qui tacet consentire videtur» (El que calla, otorga). Jesús no podía soslayar ese combate, por eso se indignó, y Dios fue hombre en Cristo incluso en la justa ira.
¡Paz y bien!
Estimados Hermanos:
Después de mi primera reflexión sobre la expulsión de los mercaderes del Templo, me han surgido varios preguntas que quisiera compartir con todos vosotros. La primera es: ¿Actuó Jesús inadecuadamente? ¿Se comportó de manera de correcta? ¿Podemos juzgar como improcedente el comportamiento de Jesús al expulsar violentamente a los mercaderes del Templo?
Es posible que esta pregunta puede ser calificada de “políticamente incorrecta” pero no podemos eludirla. Sería hipócrita no contestarnos a ella, cualquiera que sea el sentido en que nos contestemos, tanto si afirmamos como si negamos. La reflexión no puede ser superficial pues estamos juzgando el comportamiento de Jesucristo en una situación concreta, clara y definida.
La segunda pregunta es: ¿Cómo hubiésemos actuado nosotros en idéntico escenario? Esta pregunta está unida con la respuesta que demos a la primera. Es necesario meditar la misma, puesto que es el compromiso implícito que adquirimos al contestar la primera. ¿Cómo habríamos actuado nosotros allí?
Quizás nos ayude en nuestra reflexión la frase de un teólogo célebre: “La cólera (odio, repulsa, venganza) de Dios no significa un arrebato irracional, un egoísmo morboso, sino la otra cara del amor, de su santa voluntad, es decir la expresión de su aversión frente a todo mal y su enojo con el pecador.”
¡Paz y bien!
Estimado Hno. Ignacio.
Comparto contigo que la actitud de Jesús es provocadora.
Provocadora para el poder religioso. La expulsión de los comerciantes, en realidad no fue en el Templo, propiamente dicha, sino en el Atrio de los Gentiles, donde estaban ubicados. Un gesto sin lugar a dudas provocador pero profundamente profético. Las naciones estaban convocadas a adorar a Yavé en ese lugar que el pueblo, depositario de las promesas había corrompido, asignándole otra función. Y Jesús, en más de una ocasión, dio claras señales de la inminencia del Reino.
Provocadora para el poder político. Desde la fortaleza Antonia, donde estaba apostado parte del ejército romano, había una excelente vista de ese sector del Templo, pues era el ingreso al mismo. En la proximidad a la Pascua, llegando peregrinaciones de judíos y gentiles de todas partes, seguramente el ejército romano estaba expectante de lo que sucedía y vieron un espectáculo ciertamente provocador.
Con respecto a tus dos preguntas: 1- Creo que Jesús dio una clara señal de que era el Mesías esperado. 2- No haría lo mismo porque soy cobarde y evito el sufrimiento -necesario o innecesario-.
Un abrazo.
Estimado Ignacio, es interesante este diálogo.
No me siento capaz de «juzgar» la conducta de Jesús, ni de nadie, aunque respecto de esto último si caigo en ello muchas veces. Solo que si me pongo atento y me miro a mi mismo, dejo de juzgar en el acto, porque me «acuerdo» de quién soy y de la multitud de mis pecados.
Me sucede que veo la vida de Cristo enmarcada en un plan mayor que en su totalidad me resulta inabarcable, tiendo a aceptarla, en las partes que me quedan claras como en las que no.
La última parte de tu comentario me resulta muy esclarecedora, en mi propia vida he visto que se me venían encima ciertas situaciones muy desagradables y al cabo de un tiempo terminé agradeciéndole a Dios por ellas y la enseñanza que me brindaron. Lo interpreto como «la otra cara del amor de Dios» que me fue necesaria.
Un abrazo fraterno en Cristo.
La paz interior se puede vivir cuando hemos decidido hacer parte de la pasión de Cristo. Tendremos entonces la convicción de que nada y nadie nos puede quitar la libertad interior. En la cruz con Cristo somos hombres y mujeres libres para servir y amar.
No es tan simple querida hermana… nosotros lo podemos comprender, pero cuando se trata de acompañar a otros a hacer este camino, hay que lograr encontrar las más adecuadas actitudes y gestos… Desde mi experiencia de acompañamiento a jóvenes, enfermos y otras veces a matrimonios, se llega a esa convicción luego de un largo camino de ejercicio interior… Y uno, como acompañante necesita mucha paciencia y confianza en la obra de Dios en esa persona… como un dar a luz…
No es tan simple, verdad… ni mismo para nosotros. Hay que un día mirar la posibilidad del fracaso de un proyecto para descubrir que la paz es un don que se vive a raíz de la pasión de Cristo.
Mi experiencia de acompañamiento está centrada en los enfermos. Trabajo en una capellanía de un hospital, en las enfermarías de los enfermos oncológicos y los enfermos neurológicos. Esa experiencia me ha enseñado la importancia del silencio y de la escucha.
Qué difícil es mantener la paz interior… sobre todo cuando se viven acontecimientos adversos, o cuando el clima fraterno es un tanto agresivo… en esos instantes, mantener la calma, mirar a Jesús, y buscar la compasión, me ayudan a buscar esa respuesta apacible que ayuda a construir y no a devolver mal…
Es bueno intentar esto como un ejercicio, buscar comprender, ir al silencio para lograr la calma interior, y tener siempre ante los ojos las palabras, miradas y gestos de Jesús… no es fácil, pero en el ejercicio cotidiano, se va logrando… bendiciones!