La paz del corazón
Texto y práctica:
Vete al sitio de tu hogar donde te sientas más a gusto. Quizá la cocina, la alcoba o junto a esa ventana desde donde ves el jardín y la calle más allá. O ese rincón de tu celda junto al icono o tal vez un sitio público acogedor; a lo mejor puedes llegarte hasta un entorno natural. En definitiva, escoge aquel lugar donde te sientas a tus anchas. Mientras disfrutas de esta sensación revisa con calma los atributos del lugar. ¿Qué hay aquí en este espacio en el cual me siento tan bien? ¿Es algo en este espacio o es algo en mí? Y si fuera algo en mí, ¿de que cosa se trata? Atendamos con espíritu reflexivo a esta cuestión.
Luego, o antes si así fue el caso; compara esto con aquello que vivencias en el sitio opuesto. Esa habitación donde nunca quieres estar, ese punto donde la molestia es frecuente. Si tienes tiempo ve un momento allí. Y toma nota de las diferencias, de las características del lugar. Y vuelve a interrogar ¿Es algo fuera de mí o dentro de mí? ¿Es en lo exterior e interior al mismo tiempo? ¿Y de que se trata en cualquier caso? Sin forzamiento ni sesudos razonamientos, solo dejemos que aparezcan comprensiones en el campo de nuestra atención. No demos por sentada la respuesta.
Toda la jornada podemos tener esto en la co-presencia atencional. Tenemos presente la intención de estar en ese tema; incluso cuando nos desplazamos, en el trabajo o en la compra, en la capilla o en el claustro… ¿Cómo me siento aquí? ¿Es el ámbito o soy yo? ¿Ambos? ¿Qué origina estas variaciones? Y así siguiendo, sin obsesionarnos, sino con una suave mirada hacia la cuestión. Llevar La oración de Jesús como fondo constante nos ayudará mucho a permitir que la gracia nos revele la raíz del asunto. Y eso es todo por hoy *.
Un abrazo fraterno a todos, invocando el Santo Nombre de Jesús.
Citas bíblicas recomendadas: Flp 4, 6-7; Sal 139, 7-8; Jer 29,13 Ez 28, 13a
Recomendamos leer el cap. 51 y 52 de la Primera centuria de Nicetas Stethatos
* Recordemos mantener activa nuestra «cabeza de playa de la no-reacción»; ese aspecto que hemos elegido y en base al cual iremos acopiando fuerzas y voluntad, para luego llevar luz a diferentes ámbitos del mapa de nuestra vida.
Aquí el audio en MP3 con los capítulos 19, 51,52, 74 y 86 recomendados para esta semana
Recién vuelvo del jardín, el lugar donde elegí hacer esta práctica del 9° día. Soy bonsaista y tengo alli unos trecientos ejemplares. Me deleité nuevamente de ver como crecen, como adquieren nuevas formas, como son un arte dinámico. Todos han pasado por mis manos y mis cuidados. Y pensando en la pregunta, sobre si es el ámbito o soy yo, emergió una respuesta que conozco hace tiempo: somos ambos, en interacción. Forma parte de nuestra identidad el ser “espíritu encarnado”. Las luchas contra las pasiones que propone Nicetas en los textos citados, son ante todo la lucha por un orden. La espiritualidad para nosotros, los hombres es reconocer ese doble y único mandamiento ” Escucha Israel…. amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón…. (el Dios que es todo Espiritu y no vemos) y al prójmo como a tí mismo (al que vemos, cuerpo, y al que descubrimos, espirtitu encarnado). Con el nuevo orden emerge el mismo Dios como “sacramento en la materia”, Dios se nos manifiesta presente en toda materia-creación que nos rodea, en tanto belleza, en tanto alimento de nuestros cuerpos, en tanto cobijo. Por ello no encuentro diferencia en mi hogar: todo espacio lo siento deseable pues los experimento “presencia” de Dios que me cuida en este refugio. Y, por último, este hogar, este jardín, ha sido espacio también de mi acción, de mi trabajo y del “sudor” de la comunidad matrimonial y familiar. Es un cobijo donde todos hemos tenido algo o mucho para que sea posible. Y Dios bendice esta “co-creación” con su PRESENCIA. Con afecto, Mario Nudelman
Que bien lo dices Mario! Al final, nos daremos cuenta un día que la creación entera es sacramental; reconocer el doble mandamiento… Te agradezco tus comentarios, sintetizan y a la vez profundizan con matices nuevos. Un abrazo en Cristo Jesús.
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amén