La paz del corazón
VIA CRUCIS
“QUIERO SEGUIRTE, SEÑOR”
Primera Estación
JESÚS ES CONDENADO A MUERTE (Mc 15,12-13,15)
Jesús, ya condenado, es obediencia de hijo hasta el fin. Se abandona a sí mismo al Padre y cumple así la misión recibida. Así podemos nosotros realizarnos como personas ante Dios: así podemos entrar en su muerte y resurrección y ser plenamente reconciliados con Dios. Solo así nos convertimos en sembradores de paz y reconciliación.
Concédenos, oh Padre, poder situarnos junto a Jesús y no junto a quienes condenan a otros; así muestro seguimiento, iluminado por el Espíritu Santo, será signo de paz y de reconciliación. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
S- Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
T. Porque con tu santa cruz has redimido al mundo.
Padre nuestro, que estás en el Cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu Reino; hágase tu Voluntad, en la Tierra como en el Cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.
“Señor, quiero seguirte. Ten piedad y misericordia de mí y del mundo entero”.
Segunda Estación
JESÚS CON LA CRUZ A CUESTAS (Mc 15,20)
Sin un camino espiritual no se comprende la Cruz. Porque ésta no tiene sentido para quienes no dan espacios en su vida a la profundidad, a la solidaridad, a los problemas de los demás. Nada se resuelve si no se toca a las personas, su libertad, su corazón. En vía profetas del amor.
Danos, oh Padre, la sabiduría y la fuerza de tu Espíritu, para que caminemos con Cristo el Camino de la Cruz; disponnos a entregarte nuestra vida para mostrar al mundo la presencia de tu Reino. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
S- Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
T. Porque con tu santa cruz has redimido al mundo.
Padre nuestro, que estás en el Cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu Reino; hágase tu Voluntad, en la Tierra como en el Cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.
“Señor, quiero seguirte. Ten piedad y misericordia de mí y del mundo entero.”
Tercera Estación.
JESUS CAE POR PRIMERA VEZ (Is 53,5)
Dios elimina el mal asumiéndolo y transformándolo desde dentro con su único poder: el amor. Nos reveló que ni cruz ni muerte consiguieron que Dios se cansase de amarnos. Permanece junto a nosotros, nos acepta y perdona; pero pide una cosa: unirse a su obediencia de hijo para que nos convirtamos en hijos. Por eso, sigue llamando a ministros de la reconciliación.
Padre bueno y fiel, que nos amas sin merecerlo: que el Santo Espíritu de amor nos permita poder seguir a Jesús en la vocación que has preparado para nosotros. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
S- Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos.
T. Porque con tu santa cruz has redimido al mundo.
Padre nuestro, que estás en el Cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu Reino; hágase tu Voluntad, en la Tierra como en el Cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.
“Señor, quiero seguirte. Ten piedad y misericordia de mí y del mundo entero.”
FUENTE: PP. DEHONIANOS. Sacerdotes del Corazón de Jesús. (Leve adapatación)
Reblogueó esto en Laus Deo.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Gracias de Corazón, que buen servicio para nuestra pastoral. P. Juan Cardona
Me gustaMe gusta
Muy agradecido por este bellísimo regalo.
El Vía Crucis da sentido a nuestros tropiezos y, sobre todo, a nuestras verdaderas esperanzas en un Dios que no deja de armarnos
Me gustaMe gusta
Muchas, gracias, hermoso.
Me gustaMe gusta