La paz del corazón
No pude terminar de despejar la habitación de los trastos en un solo día. Me llevará varios y no sé si puedo dedicarme más de una vez a la semana.
No hay ningún problema. Pon esa actividad en agenda y no la abandones. Cada vez que toque, concentras tu intención en ir dejando espacio, en quitar todo lo superfluo e innecesario y, a la vez, de establecer cierta relación con lo que anhelas para el espacio del alma. Preparar la casa para la venida del Señor, (Ap. 3, 20) es un buen modo de decirlo.
También estoy manteniendo dos «cabezas de playa» para hacerme fuerte, aunque me cuestan mucho. Apago el móvil en dos períodos al día de tres horas cada uno y es increíble lo que cuesta y la dependencia que tengo se pone en evidencia. Y me he propuesto tratar bien a «x», no reprocharle el desgano y la negligencia con las que hace sus tareas. Lo voy logrando por fuera pero hiervo por dentro. No reacciono por fuera pero si continúa la molestia por dentro.
¿Qué has podido ver de este automatismo? ¿Has aprendido algo?
Pues sí. Compruebo que todo apunta a relajarme, busco quitarme los nervios que la indignación me produce. Siento injusticia, que las cosas no debieran ser así. Y es cierto lo que se decía, que en lugar de aflojar por dentro e invocar a Dios para que me asista, tengo la inercia de buscar la descarga de la tensión reprochando o criticando, juzgo a «x» muy duro y eso parece aliviarme un poco.
Muy bien. Al principio esto de no reaccionar parece represivo; pero en tanto vamos comprendiendo lo que ocurre en nosotros y orando en medio de la tormenta, lo de no reaccionar se transforma poco a poco en ofrenda. Ya internalizas que lo mejor que puedes hacer para mejorar la relación es acrecentar la paz del corazón más allá de la conducta de esta otra persona. Digamos… crecer en tu ecuánime autonomía del ánimo. (2ª Tim. 1, 7) Vas haciéndote fuerte a partir de un bastión interior y no permaneces a expensas de los vaivenes de la conducta ajena. Cuando captas esto realmente, la utilidad que tiene esta forma de «ponerse» en las diferentes situaciones, le tomas el gusto. Y te alegras luego al ver como te habitúas a descansar en esa tranquilidad.
Luego ves que tal descanso solo puede hacerse firme si confiamos en la voluntad de Dios. (Prov. 3, 5-6) Entonces en la oración puedes aspirar a que la relación sea armónica, que crezca el afecto entre ambos etc., pero dices: «Que se haga tu voluntad y no la mía» y mientras entregas el devenir de ello en las manos de Dios haces tu aporte. (Prov. 16, 3) Es decir no reaccionas. No agregas leña al fuego. No criticas ni juzgas, ni reprochas. Tratas de dar tiempo y espacio al proceso de ese semejante que vive contigo. ¿Y cómo vas con esto de permanecer conectado a la presencia de Dios en el cotidiano, lo del sexto día?
Me olvido mucho. Lo recuerdo, pero cada día menos, vuelvo al ajetreo de siempre. Un día o dos me acordé bastante, después…
Práctica:
Una forma que también ayuda y que fue muy usada por algunos santos, es imaginarse a Dios presente como una persona de carne y hueso allí mismo. Es decir, si Jesús estuviera presente aquí mismo, corporalmente, en medio de esta situación… ¿Cómo sería mi comportamiento? Y entonces actuar conforme a ello. Porque claro, Dios siempre está con nosotros, pero la mente no se lo cree del todo y las emociones menos. Entonces, esta tarea de imaginar, surge desde lo mental, pero puede servir para situarnos mejor. No lo cuestiones, primero pruébalo y ves. Otra forma no religiosa de lo mismo sería: Si estuviera yo en cámara y me estuvieran viendo por televisión muchas personas, en mi diario vivir… ¿Cómo me comportaría?
Es tan solo un ejercicio. Uno comprueba que es la presencia de este tercer elemento lo que hace mucha diferencia. Un factor es la situación, otro tu mismo en ella y el tercero este considerar a Dios presente. Esto equivale, a nivel sicológico, a tu atención atestiguando lo que ocurre. Ya cuando la percepción de la presencia divina es viva en ti realmente, todo se hace más fácil. Pero al principio, estos recursos pueden ayudarnos mucho; nos sirven para actuar más en consonancia con el ideal evangélico de conducta que tenemos y a descubrir que no era tan difícil volverse coherentes…
Lecturas recomendadas para hoy:
3 citas de Máximo, el Confesor.
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amén
Hola hermano. Y que tal? Cómo te va con los ejercicios? Puedes seguir alguna práctica? Encuentras alguna dificultad en particular? Un abrazo en Cristo.
gracias por responder pero no es algo que vea fácil porque si estoy hablando con alguna persona o escuchándola y no me parece compatible estar repitiendo la oración del nombre de Jesús porque no estoy entonces al 100 × 100 o la otra persona si entiendo bien lo de ofrecer antes de empezar la conversación o la actividad lo que sea ofrecerse al señor y procurar estar concentrado en sí mismo y no dejar que los pensamientos vayan fluyendo de acá para allá
Hola Chemi. Claro, por supuesto que si conversas con alguien, el estar atento al otro con la mayor atención posible es necesario. Y está muy bien. El rumor de fondo de la oración en ese caso, pasa al fondo y puede ser muy suave o queda como simple actitud e ofrenda. Lo mismo cuando haces actividades matemáticas o que requieren mucha aplicación. Dices bien, estar concentrados y no dejar que los pensamientos divaguen, ahí está la clave. Fácil no es claro, por la fuerza de la costumbre, pero todo se puede reeducar. Te agradezco tu comentario porque me sirve para saber que temas profundizar. Un abrazo!
Gracias hermano
Hola buenos días me pregunta está relacionada con estar en contacto con Dios en lo cotidiano. cuando por ejemplo ahora he estado dos semanas en el Camino de Santiago pues cuando iba andando iba repitiendo la oración del nombre de Jesús pero claro el 80% del tiempo por ser generoso era de forma automática no era consciente y yo noto que cuando son cosas por ejemplo lavarse los dientes, ducharse, comer pues es más fácil ser consciente porque estés haciendo como algo físico con las manos pero lo que me resulta imposible por ejemplo es cuando estoy hablando con otra persona o cuando estoy haciendo alguna actividad que requiere de mi atención mental. algún consejo?
Hola Chemi! Cuando uno está haciendo una actividad como las que describes, que requieren uso de la herramienta mental, La oración de Jesús puede hacerse fondo de dicha actividad, como si fuera el rumor de un río que oyes mientras conversas con amigos. Para que ese desplazamiento se produzca, hay que adoptar cierta posición en la cual, me entrego a la actividad de que se trata, pero en actitud de ofrenda o de «servicio» a Su voluntad. También ayuda claro, si uno ya está acostumbrado a la práctica del Nombre. Ya me dices si aclara o abundamos. Un abrazo en Cristo!
Wow! Como el rumor del río al fondo de mi conversación con alguien.
Me encantó!
Que bueno Guadalupe! Un abrazo en Cristo Jesús.